Desde que recuerdo he sentido un gran deseo de expresarme artísticamente. Siendo un joven estudiante, siempre tuve gran interés en el deporte, en el canto y el teatro. En mis años de bachillerato fui seleccionado entre otros; para cantar en el coro de la escuela, tocar corneta para la banda y actuar en las obras musicales que producía el High School.
Terminando la secundaria asistí cuatro años a la universidad de Artes Liberales en Saint Olaf’s College en Northfield, Minnesota. Una vez graduado de la universidad logré obtener un trabajo como maestro de español en mi ciudad natal. En aquel tiempo tuve la oportunidad de ocupar mi tiempo libre en lo que tanto me gusta; las artes. Me eligieron presidente de la asociación de teatro para aficionados, “Musical Masquers”, en la ciudad de West Bend, Wisconsin; donde, aparte de mis responsabilidades administrativas, actué y canté en todas las producciones.
En 1971 emigré con mi familia a México. Lamentablemente, en este nuevo entorno, mis aspiraciones artísticas fueron totalmente truncadas ante la imperiosa necesidad de ganar el sustento para mí y para mi naciente familia. Esto si fue un sacrificio grande, pero nunca comparado con la experiencia de ver crecer mi familia, en donde no solo me convertí en creador de la obra misma, sino parte de ella; sin duda, desde mi punto de vista; la más grandiosa obra que jamás podría crear. Así pues; sin otro capital más que todo el deseo y la voluntad posible inicié; con mi viejo Volkswagen sedán y unos pocos dólares; lo que iba a ser una larga carrera como comerciante.
En el principio no tuve local comercial y fue necesario llevar el negocio conmigo. Ofrecí de puerta en puerta los productos que comencé a comercializar; en todas las vecindades, en todas las colonias, en todas las rancherías, aldeas y pueblos aledaños a Xalapa, en el estado de Veracruz, México. Cuando era posible me transportaba con mis vajillas, relojes, utensilios y enceres domésticos en mi Renault Estafeta, el vehículo que cambié por mi viejo VW. Pero eso no siempre era posible, el combustible era un lujo para mí en aquel entonces. Muchas veces tuve que trasladarme a pie, en caballo y en algunas ocasiones en un hermoso burro, que si lento, siempre muy confiable. Con mucha ilusión y trabajo; logré construir un formidable negocio de venta de muebles, enceres domésticos y electrónica que constó de más que 25 tiendas en el Estado de Veracruz. Al vender mis acciones me jubilé 27 años más tarde.
Cómodo en mi situación económica, pero con un espíritu inquieto; mi naturaleza emprendedora me llevó a iniciar una nueva aventura; inicie un negocio en el ramo gastronómico que resultó en una cadena de tres restaurantes con buena comida, buena música y buen café; en la ciudad de Veracruz, Veracruz, México. Eso lo hice con mi esposa y mis tres hijos. Hasta logramos patrocinar varios artistas locales organizando exposiciones de sus trabajos artísticos dentro de los restaurantes. Algunos fueron realmente buenos. Fue una experiencia maravillosa y, en familia, logramos construir un negocio de gran éxito. Después de ocho años haciendo café, vendí los cafés para dar paso al tiempo actual, ahora con permanencia, en el lugar que más amo; mi casa y haciendo lo que siempre anhelaba hacer----pintar. Ya extrañaba la emoción de la vida artística.
Siempre he creído en la filosofía que afirma que: “Si otros lo pueden hacer también tú lo puedes hacer.” Quizás muchos me consideran un poco inocente por creer en esta premisa; pero yo siento que lo último que debe uno perder en el proceso inevitable de envejecimiento es la confianza en uno mismo añadido a la esperanza de tener la dicha de alcanzar nuevas metas. Diría tener la plena convicción que todos sus sueños son posibles. Hasta la fecha he tenido solo una exposición de mis obras. Esa tuvo lugar en la ciudad de Xalapa, Veracruz, México en la Biblioteca “Carlos Fuentes” en el mes de Junio de 2010.
Tengo demasiado respeto para los cientos de miles de grandes artistas que laboran actualmente como para decir que mi meta sea alcanzar alguna grandeza. Pero me entusiasma enormemente la idea de contribuir al mundo de la expresión artística, donde no solo logre poder plasmar ideas y emociones, sino que también de alguna manera pueda inyectar, en quien las pueda ver, espíritu positivo de vida, alegría y esperanza. Por ello les invito a ver mis obras.
No quiero despedirme sin antes agradecerles por darse un tiempo para observar mis creaciones y gustoso recibiré todos sus comentarios, los buenos y los malos; y espero que ellas les recuerden, no solo un sabio consejo, sino una realidad plena y contundente; VALE LA PENA VIVIR ¡!!!